Balada de la badillo
Aquí vivió Aracely Badillo
a quien el pueblo todavía recuerda.
Siempre se ha de recordar a la Badillo
-que supo ser lo que era, para ellos-
Otras mujeres después han llegado
en busca de su sitio, y su cetro,
pero ninguna como esta Aracely
en las artes del amor, suprema.
“Viva México” decía el letrero de luces
de su burdel de cinco estrellas,
que conquistó un lugar de honor
en los reinos de la carne y el sol,
de la historia no escrita del pueblo.
Una casa de cinco ventanas
y una cara de mujer detrás de ellas.
¡Pero ninguna como Aracely
en el tiempo que vuelve y no-vuelve!
Pocas colegas suyas, llegaron,
a sacar tal partido, como ella,
de aquel botín de humillados corazones
-y algunos de entre ellos de clase primera-
Más, como si sólo le hubiese faltado,
para su triunfo y alivio postreros,
para apaciguar cualquier apetito,
-o porque sus dones requerían
de alguna fama todavía más ruidosa-
quiso acostarse con la muerte.
Y es que ninguna bella vivió tan poco
como esta Aracely Badillo
que saboreó su minuto de vida a lo loco.
Sin más parientes que sus pupilas,
ni más amigos que el dinero,
de su corazón de golondrina
nadie pudo agotar su misterio.
“Enséñame a ser feliz” les decía a todos
cuando se acostaba con ellos.
Se ahorcó con la colcha de su cama
un domingo de sol, polvoriento,
por razones que nadie encontró,
-y cómo si sólo muriera de aburrimiento-.
Y la enterraron sin bendición y sin lutos
en lo alto de la colina, bien lejos
de los que se deleitaban con ella.
¡Ay! Qué ninguna bella vivió tan poco,
como esta Aracely Badillo / que vivió su vida a lo loco.Mario Rivero