Baldío

1
en la carnicería cuelga el tronco de la res desollada

como un fuego vegetal
por la cara sombría
de las vendedoras de flores rebrilla el rojo de las rosas

entre el griterío cantan los pájaros
y la cáscara de plátano se tuesta bajo el sol de la tarde

bachué, señora del agua, enséñame a tocar la fina pelusa bermeja del zapote
a ver la sal brillante en el oscuro lomo de la trucha
2
vestido con el pelo de las bestias los pies cubiertos de un retazo de piel de toro

me detengo junto al baldío
donde el verde fértil de la maleza
afirma en el corazón mismo de la ciudad una pervivencia salvaje

José Manuel Arango

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