Entierro
Lluvia
sobre los grandes cajones de las casas.
Lluvia. Lluvia.
Y a lo lejos
el conglomerado de paraguas
mancha en el aire
su pueblucho japonés.
A éste lo van a enterrar.
Las campanas se le querían caer encima
como sombreros ingleses.
Yo veo el dorso del acontecimiento.
Las levitas
cabeceantes
hacen unos pajarracos
que persiguen al muerto.
Las coronas
- neumáticos de carnaval -
van colgadas del carro como repuestos
por si se le dañan las ruedas.
Pero cuando se vayan las flores
quedarán los aros de las coronas
y esta noche
el muerto se pondrá el aro de una corona
- salvavidas -
y se botará al charco que hay que pasar
para ir al cielo.
Ya no llueve.
Desapareció el que estaba estrenando
cadáver.
Se fueron los de levita.
Nota.
No quedó ninguna mancha en el aire.
Luis Vidales
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