La esperanza
La muchacha de verde, la putita vestida de verde,
brillante como el verde de una pradera en el sol del verano,
la del antifaz. La muy solicitada bailarina.
La más acariciada bailarina de las que bailan en esta mascarada,
pidiendo oídos dónde verter palabras…
Y yo sentado en un rincón mirando. Mirándola
bailar primero con un hombre, y luego con el otro.
Bailar con miles de hombres. Hasta que me pregunto:
¿No oís ese sonido estruendoso y desolador, de lo que acontece afuera,
que también forma parte de la música?
Bailarines: parad de bailar con La Esperanza.
Mario Rivero
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